Aquí sigo entre estas cuatro paredes escuchando a los Dead Horse (con los que haremos un concierto de reunión el 29 de Junio en el Bar Ceferino) y lanzando bombazos.
«No more war» gritaban los U2 cuándo ya tenían la batalla ganada de antemano. Me refiero a lo complicado que es buscar bolos cuándo eres un «donadie», cuándo no llevas un sello detrás ni tienes representante.
Antes del bombazo ha habido una estrategia: leer una revista (como el Huevo Gordo o el Mondo) y encontrar un bar, checkear por Internet, darle un like y rezar para que te contesten ni siquiera para decirte que tu propuesta no les interesa. Aquí viene el drama porque puedes desesperar, lanzar otro bombazo para ver si acceden o retirarse (siempre) con la cabeza bien alta para no cesar en la lucha.
AITORPENAK siempre dice que sigue en la trinchera. Quizás la trinchera sea tener la suficiente paciencia y entereza de mantenerse alerta esperando a que le llegue la señal o su turno para alcanzar la gloria. O quizás signifique cabar su propia tumba y pudrirse esperando hasta que se consuman las ganas e ilusión para seguir adelante.
Entonces es cuando el inconsciente me recuerda frases como: «si lluitem camarades la victoria és nostra» (Inadaptats), «Resistiré hasta el fin» (Barón Rojo) o el «Jotake irabazi arte» (SuTaGar) y entonces tengo claro cuál es mi misión en el campo de batalla:
Lanzar bombazos.